martes, 27 de septiembre de 2011

LA BESTIA



La Bestia (La Belva)
1970
Italia
Director: Mario Costa
Reparto: Klaus Kinski, Gabriella Giorgelli, Steven Tedd, Giovanni Pallavicino, Andrea Aureli, Remo Capitani, Giuliano Raffaelli, Paolo Casella, Grazia Di Marzà, Fiona Florence, Gioia Garson, Cristina Iosani, Vittorio Mangano, Ivana Novak, Pilù, Guido Lollobrigida, Luisa Rivelli, Antonio Anelli, Bruno Arié, Bruno Boschetti, Carla Mancini, Sandro Scarchilli, Luigi Ciavarro, Gilberto Galimberti, Andrea Aurelli, Giovanni Nuvoletti, Femi Benussi, Lando Buzzanca, Claudio Scarchilli, Sergio Scarchilli, Omero Capanna
Guión: Mario Costa
Fotografía: Luciano Trasatti
Música: Stelvio Cipriani

Película italiana de 1970, clara muestra del deterioro de la filmografía de su protagonista, Klaus Kinski, en este subgénero. Así, mientras que en la década de los sesenta participó en grandes spaghettis o, incluso, en algunos que fueron clave para el desarrollo del género, ofreciéndonos grandes composiciones, recordemos por ejemplo el pistolero jorobado de “La muerte tenía un precio”, el sacerdote revolucionario hermano del protagonista en “Yo soy la revolución”, el amoral pistolero con tendencias homosexuales de “Los profesionales del oro” y, sobre todo, el frío asesino de “El gran silencio”; en la década siguiente se le pudo ver, tanto como protagonista como en colaboraciones especiales, en largometrajes de escaso presupuesto (muchos de ellos dan la sensación de que destinaron gran parte del mismo a pagar el sueldo del actor) y bastante mediocres, cuando no malos (“Lo llamaban King”, “La venganza esperó diez años”, “Persecución mortal”, “Black killer” o “Mi nombre es Shangai Joe” creo que constituyen claros ejemplos) y en los que se limitaba a aportar su nombre como reclamo para hacer más comercial el filme de turno y, generalmente, a repetir su consabida legión de muecas y gestos desquiciados.




SINOPSIS: Juanita y Ricardo son una pareja de mejicanos que desean salir de la pobreza, casarse e irse a vivir a una gran ciudad. Para ello idean un plan con el objetivo de adueñarse de una herencia de 100.000 dólares, al mismo tiempo que contactan con oscuro personaje, Johnny Laster, en realidad un maniaco sexual y asesino sin escrúpulos, para que les ayude. Tras dar el golpe, que distará mucho de ser perfecto, la situación se deteriorará entre los miembros de la banda que, además, deberán enfrentarse con un temido forajido llamado Machete, quien desea apoderarse del producto del robo.

Oscuro y sugerente spaghetti carente de personajes positivos, salvo los padres adoptivos de Ricardo, y construido como una amalgama de géneros. Así, se pueden apreciar influencias del giallo (subgénero de suspense-terror típico italiano de gran éxito a finales de los sesenta y principios de los setenta) fundamentalmente en el personaje de Johnny “el Loco”, al que da vida Klaus Kinski, un psicópata sexual incapaz de mantener una relación normal con la mujeres que, por diversas razones, nunca llega a consumar sus encuentros sexuales lo que le lleva, en su frustración, a asesinar a las mujeres con las que intentó mantener esas relaciones; cine negro, ya que la película nos cuenta la típica historia de un golpe, no tan perfecto, y el posterior enfrentamiento entre los miembros de la banda, entre los que se encuentra la pareja protagonista que se verá arrastrada, a su pesar, a una vida de delincuencia; y tragedia clásica puesto que sobre toda la película se extiende un halo de fatalidad y pesimismo que culmina en un violento y moralista final: la avaricia y la codicia sólo originan sufrimiento, desolación y muerte a los seres queridos.


Pero esta prometedora propuesta se ve lastrada tanto por el guión como por la dirección de Mario Costa, un cineasta que comenzó a finales de la década de los treinta, se especializó en producciones baratas de aventuras (“La mujer pirata” que nada tiene que ver con la modélica película de 1951 protagonizada por Jean Peters y dirigida por Jacques Tourneur, “El pirata negro”, “El hijo del Caid” o “El retorno de Maciste”, estas dos últimas protagonizadas por el hercúleo Gordon Scott) y dirigió dos spaghettis, la película que nos ocupa, último de sus largometrajes, y la olvidable “El héroe del Oeste” (1965) protagonizada, de nuevo, por Gordon Scott, en este caso dando vida al legendario Buffalo Bill.



En esta ocasión, como guionista creo que desaprovecha los interesantes aspectos apuntados, sobre todo, en el inicio del filme, y se muestra incapaz de desarrollar éstos, convirtiéndose la película en una sucesión de escenas repetidas (cada vez que Johnny va a consumar el acto sexual alguien o algo le interrumpe, comenzando, generalmente, una persecución); ridículas, como la del cuadro flamenco con la bailaora dando estúpidos saltos mientras sus acompañantes tocan las palmas sin ningún gracejo; absurdas (¿Cómo no se dan cuenta el conductor de la diligencia y el escopetero que una de sus pasajeras ha sido raptada? ¿Por qué, una vez que Machete captura a Johnny y lo tortura, no le ata, hecho que propiciará su huida?), sin sentido (vemos a Johnny escondido en un bosque y al ver al sheriff y a sus hombres no se le ocurre otra cosa que perseguirlos) o con diálogos contradictorios (tras el asesinato de Powers un individuo dice que no se lo explica porque no tenía enemigos y a continuación otro señala “Sí hacía tiempo que eran enemigos él y Bowen -presunto asesino-. Se odiaban”. ¿En qué quedamos tenía o no tenía enemigos?); mientras que como director no dota al filme, salvo al final, de la carga dramática requerida, además de abundar los tiempos muertos; por lo que el largometraje se vuelve soporífero. Además de poderse apreciar un cierto descuido tanto a la hora de montar las distintas escenas (en alguna da la sensación de que falta algún plano explicativo) como al empalmar unas con otras (las transiciones entre las mismas son bastante bruscas).


Mención aparte creo que hay que hacer de la estupenda banda sonora compuesta por Stelvio Cipriani que cuenta con muy buenos y variados temas, el problema es que por lo visto la mayoría de los mismos son reciclados de otros spaghettis como “Un hombre, un caballo, un colt”, película englobada en la trilogía sobre el Extranjero protagonizada por Tony Anthony.



Por lo que respecta al elenco actoral, creo que el spaghetti tiene su razón de ser en la presencia de Klaus Kinski que, con su personalidad y buena actuación, eclipsa al resto de los intérpretes. Costa le ofrece un personaje, el único desarrollado, hecho a su medida: un maniaco que aparece retratado en la primera escena cuando se abalanza sobre una mujer con intención de violarla, una auténtica bestia (de ahí el nombre del filme) incapaz de mantener una relación normal con una mujer y de controlar sus impulsos sexuales (de hecho está obsesionada con las prostitutas y lo único que parece importarle del golpe es el dinero “con el que podré comprarme las mejores chicas”), un monstruo, cuya rareza queda reflejada incluso en su vestimenta, un traje blanco isabelino, una camisa azul con cuello blanco y corbata y un sombreo de color paja más propios de los hacendados del sur que de un pistolero. Personaje excesivo que tiende al histrionismo pero al que curiosamente da vida Kinski con una interpretación más comedida de lo que en él era habitual. Como coprotagonistas interpretando a la pareja de desdichados amantes nos encontramos con el soso y mediocre Steven Tedd, en realidad Giuseppe Cardillo, al que ya había visto en “El valor de un cobarde” y en “Una cuerda al amanecer”, que vuelve a demostrar sus limitaciones como actor, sobre todo en las escenas más dramáticas en la parte final del largometraje; y a Gabriella Giorgelli, actriz que participó en algunos spaghettis como “Los largos días de la venganza” y “Los cuatro de Fort Apache”, que me ha parecido muy floja y cuyo personaje, tras ser herido, desaparece sin que sepamos nada más de ella. Junto a ellos algunos rostros conocidos en papeles escasamente desarrollados como Paul Sullivan, cuyo verdadero nombre era Paolo Casella que volvería a trabajar al año siguiente con Kinski en la interesante “Reza al muerto y mata al vivo”, como Glen uno de los miembros de la banda; Guido Lollobrigida, bajo su habitual seudónimo de Lee Burton, en el rol de Logan-Bowen, un antiguo compinche de Johnny; y Remo Capitani como el sheriff que perseguirá a Johnny, personaje del que también se olvidan en el último tercio del spaghetti.



En resumen una peculiar propuesta que se ve malograda por un guión cargado de clichés y una dirección vulgar y descuidada, además de carecer de buenas escenas de tiroteos y acusar su falta de presupuesto, por lo que resulta bastante sosa y aburrida.


PUNTUACIÓN:

HISTORIA: 3
AMBIENTACIÓN: 3
DIRECCIÓN: 3
ACTORES: 5
MÚSICA: 5

MEDIA: 3,8

viernes, 23 de septiembre de 2011

EL ÚLTIMO MALDITO



El último maldito (Il tempo degli avvoltoi)
1967
Italia
Director: :Nando Cicero  
Reparto: George Hilton, Frank Wolff, Pamela Tudor, Eduardo Fajardo, Franco Balducci, Femi Benussi, Maria Grazia Marescalchi, Cristina Iosani, Guglielmo Spoletini, Giovanni Ivan Scratuglia, Gianluigi Crescenzi, Alfonso Donati, John Bartha , Gino Vagniluca, Tullio Altamura, Pietro Torrisi
Guión: Fulvio Gicca
Fotografía: Fausto Rossi
Música: Piero Umiliani


Producción italiana de 1967 dirigida por Fernando Cicerón, bajo su seudónimo habitual de Nando Cicero, un realizador que tras comenzar como actor en películas como Senso (1953) de Luchino Visconti se pasó detrás de la cámara, para a partir de 1970 asociarse con la pareja de cómicos Franco Franchi-Ciccio Ingrassi, dirigiendo uno de sus mayores y reconocidos éxitos (“El último tango en Zagarolo” parodia del inmortal filme de Bertolucci y protagonizada, en esta ocasión, sólo por el primero) y terminar encuadrado en la comedia erótica filmando productos para estrellas de la época de este subgénero como, sobre todo, Edwige Fenech (”La doctora del regimiento”, “La doctora arma el lío” ambas de 1977 o “La maniobra de la doctora con los soldados” realizada al año siguiente, en las que la bella actriz nacida en Argelia contó como compañero con el cómico Alvaro Vitali). Dentro del spaghetti dirigió a finales de la década de los sesenta tres largometrajes: “Los profesionales de la muerte” de 1967, “Dos veces Judas” de 1969 (ambas ya comentadas en el blog y producidas por los hermanos Balcázar, además de estar la primera también interpretada por George Hilton) y la película que nos ocupa.
 
SINOPSIS: Kitosh, un mujeriego norteamericano que trabaja como peón en la hacienda del poderoso Don Jaime Mendoza y se dedica a seducir a todas las mujeres del rancho, sufrirá la ira de su patrón, en forma de cruentas palizas, al ser descubierto flirteando con su esposa. Tras escapar se unirá a un temible forajido llamado Tracy el Negro. Pero pronto surgirán las desavenencias con éste al comprender Kitosh que Tracy, además de padecer una terrible enfermedad, es un psicópata al que le gusta torturar a la gente.

Curiosa propuesta que cuenta con un, en principio, original libreto de Fulvio Gicca Palli (coautor del guión de "La noche de la serpiente" y de los libretos de dos filmes fundamentales en la filmografía de Damiano Damiani: “Confesiones de un comisario” y “Girolimoni, il mostro de Roma”), ya que la película presenta un comienzo ligero más propio de una comedia de enredo en el que vemos las aventuras erótico-sentimentales en las que se ve envuelto el protagonista para poco a poco irse endureciendo el filme y hacerse cada vez más oscuro, sobre todo a partir de la aparición del personaje de Tracy. Además de apuntar el guión varias cuestiones interesantes que reaparecerían con, creo, mayor acierto en otros spaghettis. Así en la ya comentada en este blog “Los desesperados” realizada en 1969 por Julio Buchs, curiosamente también protagonizada por George Hilton, se retoma la idea principal de presentar a un protagonista norteamericano de extracción humilde al servicio de un poderoso hacendado mejicano que le perseguirá, cegado por el odio, debido a sus devaneos amorosos (en ésta por intentar seducir a su mujer y en la película de Buchs por dejar embarazada a su hija), al mismo tiempo que las consecuencias de sus aventuras amorosas y la persecución a la que es sometido le obligan al protagonista a decantarse por una vida al margen de la ley y le conducen a un final dramático (más evidente en el filme de Buchs que en éste al ser más abierto). Mientras que la idea de un pistolero aquejado de una grave enfermedad que le vuelve por momentos vulnerable la desarrollaría un año después Franco Giraldi en la notable “Un minuto para rezar, un segundo para morir”, película que también cuenta con su correspondiente reseña en este blog.

El problema, para mí, es que el potencial que se vislumbra en la película se ve lastrado por varios aspectos.

En primer lugar por la labor de dirección de Cicero. Creo que la película hubiera mejorado mucho con un director más hábil, ya que, para mí, no sabe dotar al largometraje del ritmo adecuado ni del dramatismo e intensidad que la historia requería.

En segundo lugar por la totalmente fuera de lugar y bastante mal utilizada banda sonora compuesta por Piero Umilani, un prolífico músico mundialmente conocido por la canción “Manah Manah” que se podía escuchar en El show de los Teleñecos (The Muppets show), que en esta ocasión parece haber incorporado al filme temas ya compuestos por él más propios de una comedia o una película desmitificadora de las de espionaje a lo James Bond.

Y en tercer lugar por las propias incongruencias del guión. Son incomprensibles para mí, por ejemplo, la falta de reacción de Kitosh ante el asesinato a sangre fría de su novia, único personaje medianamente positivo de la película, por parte de Tracy el Negro o el radical cambio de actitud al final de Don Jaime Mendoza que parece olvidar el odio que siente por el protagonista.

Y a todo ello hay que añadir un doblaje bastante flojo en la versión que he visto (curiosamente me pareció que funciona mejor la película durante las escasas escenas que están subtituladas).

Por lo que respecta a las interpretaciones creo que constituyen uno de los aspectos más positivos del largometraje ya que los actores se vieron beneficiados por unos personajes, todos ellos negativos, más desarrollados de lo habitual en este subgénero. Como protagonista nos encontramos con George Hilton, actor uruguayo afincado en Europa desde mediados de los sesenta y convertido en uno de los referentes de este subgénero, que hace una gran interpretación como Kitosh. Un personaje que le permite evolucionar a lo largo de la película y ofrecernos una actuación que fluctúa entre dos registros, uno más ligero y cínico que recuerda a sus interpretaciones, por ejemplo, como Aleluya o en la citada “Los profesionales de la muerte” y otra más grave y dramática en la línea de la mencionada “Los desesperados” o de “Los profesionales del oro” (también revisada en el 800). El estadounidense Frank Wolff está realmente bien como el forajido Joshua Tracy apodado “el Negro”, símbolo de la maldad, un demente pistolero con querencia por la tortura que mostrará continuamente su carácter violento (tortura a su antiguo socio clavándole un cuchillo en la palma de la mano, provoca un incendio para que muera abrasada su invidente mujer en venganza por haberle traicionado o no duda en restregar la cara de una prostituta sobre un plato de judías sólo porque se le había acercado) y con un terrible secreto que intenta esconder ya que padece de epilepsia. Eduardo Fajardo realiza una notable composición como el vengativo y despótico terrateniente Don Jaime Mendoza, un hombre corroído por el odio hacia Kitosh al haber sido capaz de coquetear con su mujer, de la que al final se muestra sinceramente enamorado; mientras que Pamela Tudor, a la que ya había visto en “La muerte cumple condena” (película también comentada en el blog) pasa desapercibida en su papel de Steffy la voluble, pérfida y frívola esposa de Don Jaime, capaz, incluso, de proponer a Tracy el Negro traicionar a su marido y marcharse ambos con el dinero de su rescate. Junto a ellos y en papeles menores aparecen algunos habituales del euro western como Franco Balducci, actor con bastante experiencia en el género de sandalias y espadas, como el desdichado Jim el Grande, un antiguo socio de Tracy que pagará muy cara su traición, y Guglielmo Spoletini en el rol de un bandido mejicano aliado con Jim el Grande para robar el dinero transportado por un convoy.

Como curiosidades comentaros que el otrora director Demofilo Fidani intervino haciendo labores de decoración; hay una escena en la que se rinde homenaje, no sé si consciente o inconscientemente, a la obra maestra de John Ford “Centauros del desierto” ya que se repite la secuencia en la que John Wayne utilizaba a Jeffrey Hunter como señuelo para acabar con unos individuos que les perseguían; y ese mismo año George Hilton dio vida a otro personaje llamado Kitosh en el largometraje “Frontera al sur” de José Luis Merino.

En resumen, un correcto spaghetti pero en cierta medida desaprovechado, puesto que con un mayor acierto en la dirección, en algunos momentos incluso me pareció detectar problemas de continuidad entre las distintas escenas, y una apropiada banda sonora el resultado creo que hubiera sido superior. 


PUNTUACIÓN: 

HISTORIA: 6
AMBIENTACIÓN: 6 
DIRECCIÓN: 5 
ACTORES: 7 
MÚSICA: 3 

MEDIA: 5,4

jueves, 15 de septiembre de 2011

Sergio Contreras-"El Malo" (Videoclip)

Curioso videoclip rodado como si se tratara de un spaghetti.

Ángel del Pozo




 Actor, director y ocasional guionista español (Madrid 1934) que, en su dilatada carrera, ha intervenido como actor en más de sesenta películas y ha utilizado además de su nombre real otros como el de Anthony Clark. 

Muy pronto se despertó en él el interés por el mundo de la interpretación y durante sus años en la Universidad dará sus primeros pasos en el Teatro Español Universitario por el que pasaron actores de la talla de José María Rodero, Fernán Gómez, López Vázquez o Nati Mistral, para formar parte, posteriormente, de la compañía de Lili Murati. 


Su debut en el cine tiene lugar en 1960 con un papel que ya había interpretado para el teatro en “Un bruto
para Patricia” dirigido por el director argentino afincado en España León Klimovsky. 


Pronto su rostro se hace popular gracias a su participación en varios filmes de gran éxito: “Mi calle” (Edgar Neville 1961), “Margarita se llama mi amor” (Ramón Fernández 1961), “Vuelve San Valentín” (Fernando Palacios 1962, segunda parte de las aventuras del simpático santo interpretado por George Rigaud) o “Escala en Hi-Fi” (1963); además de participar en dos curiosas coproducciones de capa y espada como “Los mercenarios” con la heroína de la serie b Virginia Mayo y El valle de las espadas” (1963) película hispano-norteamericana dirigida por Javier Setó y protagonizada, entre otros, por Broderick Crawford, Alida Valli, César Romero, el cantante Frankie Avalon y Espartaco Santoni.


Es a partir de mediados de los sesenta cuando su presencia se hace habitual en las crecientes coproducciones europeas a raíz del auge del llamado cine de género, participando, sobre todo, en westerns de los que llegó a rodar trece, entre los que destacan obras capitales como “El halcón y la presa” o “Cara a cara”, westerns que le permiten aparecer junto a actores de la talla de Yul Brynner, Richard Crenna, Lee Van Cleef, Tomas Milian, Van Johnson, Gian Maria Volonte o Stephen Boyd. 


Además también se le pudo ver en filmes notables como “El Cóndor” (western de 1970 rodado en España por John Guillermin y protagonizado por Lee Van Cleef), la enésima adaptación de “La isla del tesoro” (1972) con Orson Welles, que también participó en el guión, como Long John Silver, “Pánico en el transiberiano” (una de las mejores películas del fantaterror hispano dirigida por Eugenio Martin en 1972), “Los tres mosqueteros” y su secuela “Los cuatro mosqueteros” que, dirigidas por Richard Lester en 1973, reunieron a un gran elenco: Oliver Reed, Raquel Welch, Faye Dunaway, Charlton Heston y Michael York entre otros o “La trastienda” que, dirigida en 1975 por Jorge Grau, ha pasado a la historia como la primera película española con un desnudo frontal femenino. 


En 1974 dirige su primera película sobre un guión escrito también por él, ¿…Y el prójimo? un drama acerca de los trasplantes de órganos que reunió a Fernando Rey, Eduardo Fajardo, Antonio Ferrandis, Geraldin Chaplin, Juan Diego e Irene Gutiérrez Caba, al que siguieron otros cuatro largometrajes y dos episodios para serie de televisión. 


Desde los años noventa y durante casi dos décadas quedará ligado a una conocida cadena televisiva ejerciendo labores de producción y de relaciones públicas. 


Filmografía SW :


1964.- “Bienvenido, padre Murray”. 
1965.- “Un lugar llamado Glory”. 
1966.- “Pampa salvaje”. 
1966.- “El hombre del sur”. 
1966.- “La ley del colt”. 
1966.- “El halcón y la presa”. /// Reseña Adicional
1967.- “Cara a cara”. /// Reseña Adicional
1968.- “Hasta la última gota de sangre”. 
1969.- “La muerte de un presidente”. 
1971.- “El oro de nadie”
1972.- “El desafío de Pancho Villa”. 
1973.- “Dans la poussière du soleil”.
1973- “Un hombre llamado Noon”.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Alberto de Mendoza




Actor argentino (Buenos Aires 1923) cuyo verdadero nombre es Alberto Manuel Rodríguez Gallego Gonzáles de Mendoza.

ACTUALIZACIÓN: El lunes 12 de diciembre de 2011 moria en madrid a la edad de 88 años.

De padres españoles, con cinco años al fallecer éstos se traslada a Madrid a vivir con su abuela, cursando estudios en el Colegio de los Escolapios. Tras la muerte de ésta en 1939 retorna a Argentina en donde comienza a estudiar baile, interpretación y pintura. Estos primeros años alternará el ballet en la compañía de Mercedes Quintana, el teatro (actividad que nunca abandonó), el cabaret e incluso la ópera (fue cantante secundario en la compañía de Enrique Serrano).

Su primer papel importante en el cine tuvo lugar en 1942 con “El viejo Hucha” de Lucas Demare, comenzando así la que se puede denominar como su primera etapa cinematográfica que se desarrolló entre Argentina y Méjico con películas en las que, tras una etapa de papeles secundarios, comienza a perfilar el típico personaje de galán pero no exento de cierta ironía e incluso cinismo. Así se le pudo ver entre otras en “Filomena Maturano” (1950) dirigida por Luis Mottura, “Pasó en mi barrio” (1951) de Mario Soffici con quien volvería a trabajar en “Barrio gris” (1952) y en “Ellos nos hicieron así” (1953), “La bestia humana” (1957) adaptación de la obra de Emilio Zola realizada por Daniel Tynaire y, sobre todo, “El jefe” (1958) de Fernando Ayala con la que se consagró al obtener el Premio de la Crítica Nacional Argentina.

Paralelamente siguió con su actividad en el teatro en la compañía de Lola Membrives interpretando a clásicos españoles (Lorca, Benavente, Pemán, los hermanos Álvarez Quintero). En 1961 se traslada a Madrid para representar Divinas Palabras de Valle Inclán y obtiene un clamoroso éxito (incluso Bergman intentó verlo) que le abrió las puertas del cine europeo, comenzando su segunda etapa desarrollada en el viejo continente favorecida por el auge del denominado cine de género. Así se le pudo ver en todo tipo de películas: aventuras, en las que puso en práctica sus amplios conocimientos de esgrima, como “La máscara de Scaramouche” dirigida en 1963 por Isasi-Isasmendi y “Los corsarios” (1970) de Ferdinando Baldi; bélicas como “Hora cero: operación Rommel” que dirigida por Leon Klimovsky en 1968, con el que había trabajado en su argentina natal en un par de ocasiones, le emparejó con Jack Palance; notables giallos de Sergio Martino como “La perversa señora Ward” (1971) con George Hilton y Ewige Fenech y “La cola del escorpión” también de 1971 y con, de nuevo, George Hilton y de Lucio Fulci como “Una historia perversa” (1969) junto a Jean Sorel, Elsa Martinelli y Marisa Mell y “Una lagartija con piel de mujer” (1971) que contó con un gran reparto encabezado por Stanley Baker y Florinda Bolkan; de terror como la mítica película dirigida por Eugenio Martín “Pánico en el Transiberiano”(1972) que contó en sus papeles estelares con la no menos mítica pareja compuesta por Peter Cushing y Christopher Lee.

Es durante estos años cuando se le puede ver en spaghettis tan destacados como “Tierra de gigantes” o “Los desesperados”.

En 1979 regresa a Argentina en donde vivirá una segunda etapa de esplendor gracias, sobre todo, a su participación en dos series de televisión, “El Rafa”, serie que se mantuvo durante dos años a pesar de que inicialmente estaba pensada para 15 capítulos y obtuvo un gran éxito tanto en la América hispana como en los Estados Unidos, y “El oriental” (1982) con la que obtuvo el premio al mejor actor de habla hispana concedido por la Asociación de Críticos de Nueva York. Actividad que ha seguido compaginando con el teatro y el cine (“Manaos”, “Bossa Nova”, “Cleopatra”, “Tapas”).

Su última aparición ha tenido lugar en 2010 en la producción argentina dirigida por Miguel Angel Rocca “La mala verdad”.



Filmografía SW


1969.-Tierra de gigantes
1969.- Los desesperados
1970.- Manos torpes