El hijo del pistolero (Son of a Gunfighter)
España/Usa
Director Paul Landres
Reparto: Russ Tamblyn, Kieron Moore, James Philbrook, Fernando Rey, María Granada, Aldo Sambrell, Antonio Casas, Bernabe Barta Barri, Renato Polselli, Andy Anza, Fernando Hilbeck, Héctor Quiroga, Carmen Tarrazo, María José Collado, Carmen Collado, Julio Pérez Tabernero
Guión: Clarke Reynolds
Fotografía: Manuel Berenguer
Música: Robert Mellin
La película dirigida por Paul Landres en 1965 se enmarca dentro de las coproducciones hispano-norteamericanas tan habituales en los años sesenta (recordemos films como “Tierra brutal”, “El dedo en el gatillo” o “Los pistoleros de Casa Grande”) en las que las compañías norteamericanas buscaban abaratar costes rodando en España al mismo tiempo que se aseguraban su distribución en los EEUU, en este caso a través de la Metro-Goldwyn-Mayer.
En esta ocasión se nos cuenta la historia de Johnny Ketchum un joven pistolero que busca a su padre, James Ketchum, un famoso forajido huido a Méjico al que culpa de la muerte de su madre. En su persecución, y una vez en Méjico, se verá involucrado en la lucha que mantiene un rico hacendado, Don Pedro, cuya hija, Pilar, se enamorará de él, con un bandido mejicano llamado Morales que, a su vez, es un enemigo declarado de su padre.
El film, que me ha resultado bastante agradable, fue escrito por Clarke Reynold (un guionista curtido en televisión y que ya había participado en los guiones de dos spaghettis rodados por Roy Rowland, la mencionada “Los pistoleros de Casa Grande” y “La ley del forastero”) que aquí nos presenta una historia bastante típica y previsible, deudora de los westerns clásicos (incluso introduce la tópica historia de amor que, para mí, es la parte más floja de la película al resultar bastante ñoña y más propia de un melodrama), pero que cuenta con algunas cuestiones interesantes como el dramático enfrentamiento, de tintes shakesperianos, entre el padre y el hijo, aunque desgraciadamente está poco desarrollado además de verse escasamente favorecido por unos actores un tanto mediocres y estar resuelta de una forma demasiado simple.
En cuanto a Paul Landres (un profesional que desarrollo gran parte de su carrera en la televisión con series como “Bonanza”, “Maverick”, “El hombre del rifle”, “Cheyenne” o “Bronco”) dirige con corrección y oficio, rodando algunas buenas escenas de acción, sin duda beneficiado por un presupuesto un poco mayor del habitual lo que le permite sacar las cámaras al exterior y rodar gran parte del film en parajes naturales.
Además de las múltiples localizaciones y la más que aceptable ambientación, otro elemento positivo es la banda sonora compuesta por Robert Mellin que cuenta con un buen tema principal y otros, entre los que destaca alguno que es una variación del principal, bastante bien insertados en la acción y en las escenas dramáticas.
Donde creo que falla el film es en la elección del actor principal, que en este tipo de coproducciones solía ser norteamericano para comercializar mejor el producto. En este caso se escogió a Russ Tamblyn (el típico niño prodigio, pues comenzó en el cine con catorce años, que nunca alcanzó el estrellato a pesar de haber participado en algunas producciones de gran éxito como “Siete novias para siete hermanos” o “West side story”) para encarnar a Johnny, y aunque se esfuerza por aparentar dureza, debido a sus rasgos aniñados, no lo consigue, a lo que hay que añadir sus propias limitaciones como actor que le impiden reflejar el drama interior de su personaje. Junto a él Kieron Moore un, para mí, limitadísimo actor irlandés en el papel de un corrupto ayudante del sheriff que se aliará con Morales para acabar con James y cobrar la recompensa, personaje que desaparece de la película sin que se sepa, con seguridad, que le ha ocurrido; un correcto James Philbrook (actor estadounidense que participó en varios spaghettis durante la década de los sesenta) como el padre de Johnny, favorecido, sin duda, por el estupendo doblaje de Rafael Navarro; María Granada en el rol de la ñoña hija de Don Pedro que, sin que sepamos muy bien las razones, se enamorará de Johnny; un estupendo Fernando Rey como Don Pedro y dos grandes secundarios, el recientemente fallecido Aldo Sambrell al que se le ve muy cómodo en su sempiterno papel de bandido mejicano y Antonio Casas como el fiel lugarteniente de James.
En definitiva una película correcta con la que pasar un rato agradable, fuertemente influenciada por el western estadounidense (incluso creo que se rinde homenaje a películas como “Horizontes de grandeza” en el enfrentamiento en el desfiladero o a “La diligencia”) y que cuenta con abundantes escenas de acción aunque falla en la parte más dramática, de la que parecen desentenderse tanto el guionista como el director.
PUNTUACIÓN:
HISTORIA: 6
AMBIENTACIÓN: 6
DIRECCIÓN: 6
ACTORES: 5
MÚSICA: 6
MEDIA: 5,8
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