1966
España
Director: Julio Buchs
Reparto: Hugo Blanco, Susan Campos, Gustavo Rojo, Frank Braña, Luis Induni, Luis Prendes, Carlos Casaravilla, Armando Calvo, Alfonso Rojas, Ricardo Canales, Ángel Ortiz, Luis Marín, Milo Quesada, Alfonso de la Vega, Santiago Rivero, Gonzalo Esquiroz, Juan Cortés, Rufino Inglés, Rafael Romero, Ángel Menéndez, Miguel de la Riva, Saturno Cerra, Fernando Sánchez Polack, Antonio Moreno, Ricardo G. Lilló, Rafael Vaquero, Alfredo Santacruz, Juan de Haro, Rafael Ibáñez, Fernando Bilbao, Denis Heaton, Marcelino Pérez, Antonio Orengo, Nuria Torray, Manuel Miranda
Guión: Bautista Lacasa, Julio Buchs, Jose Luis Martinez Molla
Fotografía: Francisco Sánchez Muñoz
Música:Antonio Pérez Olea
De entre los westerns que se hicieron en Europa hubo algunos que tuvieron como protagonista a la Policía Montada del Canadá: “La carga de la Policía Montada” dirigida por Ramón Torrado en 1964, “Rebeldes del Canadá” realizada por Amando de Ossorio en 1966 o ésta que nos ocupa, obra de Julio Busch en 1966, que presentan ciertos elementos en común, como son una puesta en escena más cercana al western clásico o una clara influencia del cine de aventuras, no sólo de películas sobre la misma temática como “Policía Montada del Canadá” de Cecil B. de Mille sino que también captan el espíritu, trasladándolo al Canadá del siglo XIX, de los films de exaltación colonial sobre el Imperio Británico o la Legión Francesa.
En este eurowestern Julio Busch (autor de la mucho más sombría y trágica “Los desesperados” de 1969) nos relata una historia de venganza, ya que el protagonista, John Clark, un mestizo (madre india y padre inglés) se lanza a la búsqueda de un casaca roja que deshonró a su hermana y provocó que se suicidara, para ello se alistará como explorador en la Policía Montada del Canadá. Su situación se complicará con el estallido de una revuelta india, por lo que se le planteará el conflicto de tener que escoger entre uno de los dos bandos.
La película cuenta con un guión trepidante y carente de tiempos muertos del propio director y de Bautista Lacasa y J. L. Martínez Mollá (habitual colaborador de Busch) que se sirve de un proceso histórico: la segunda revuelta dirigida por Louis Riel, tras el fracasado intento de la rebelión de Red River diez años antes, en la década de los ochenta en el siglo XIX de los metis (mestizos entre indios y europeos, principalmente franceses), que perseguía la constitución de un estado propio al noroeste del Canadá, para situar el clásico tema de la búsqueda del culpable por parte del protagonista, con lo que se intenta entrelazar la historia individual del héroe con la historia colectiva del Canadá. Al mismo tiempo que el conflicto les permite exponer otros temas interesantes como son los problemas raciales (representado principalmente en el racista sargento O’Neill) o, en la tradición del western clásico, la exaltación de los valores del ejército: la camaradería, el espíritu de sacrificio o el sentido del honor (el capitán que rindió el fuerte dirigirá, a sabiendas, una acción suicida con todos sus hombres que, sin dudarlo, se presentan voluntarios).
La dirección de Julio Busch se caracteriza por su agilidad narrativa con la más que correcta utilización de la elipsis a lo largo de toda la película y su aliento épico ya que sobresalen las dos escenas de batallas: la del ataque al fuerte, en la que incluso inserta un plano clásico con la cámara enterrada y los caballos de los indios pasando por encima, y la del enfrentamiento final que me ha parecido sensacional. Es la primera vez que veo en un eurowestern unas escenas de masas (del gran número de extras que se utilizaron da idea el hecho de que interviniera el ejército español) tan bien dirigidas y una batalla tan bien explicada y narrada, para lo que utilizó estupendamente la grúa al mismo tiempo que combinó perfectamente las panorámicas, para situar el enfrentamiento, con planos generales que muestran las peleas individualizadas.
Por lo que respecta a la banda sonora de Antonio Pérez Olea cuenta con un tema principal bastante interesante en el que predomina una trompeta solista, mientras que el resto de las composiciones se ajustan a la narración.
Aunque la película está financiada al 100% con capital español (entre otros participó en la producción José Frade), está protagonizada por tres actores nacidos en Sudamérica que desarrollaron gran parte de su carrera cinematográfica en España. Así nos encontramos con el argentino Hugo Blanco que, alejado de sus habituales roles negativos, no me ha terminado de gustar como el mestizo Clark, un personaje bastante complejo y lleno de matices al que el actor no está a su altura, además de haberme parecido un poco torpe en las escenas de acción. Más convincentes me ha parecido Gustavo Rojo como su antagonista, el cabo Mountie Lex y, sobre todo, Armando Calvo en el rol del pérfido cabecilla que no dudará en traicionar las órdenes recibidas de Louis Riel. Junto a ellos un correcto Luis Prendes como el capitán que se ve obligado a rendir el fuerte, una joven Nuria Torray en el papel de una mestiza enamorada de Clark y Susana Campos como la novia de Lex que a su vez se enamora de Clark, con lo que se establecerá una relación bastante compleja entre los tres al mezclarse la amistad, la camaradería, el amor, los celos, el sentimiento de culpa y el deseo de venganza.
Como curiosidades comentaros que el título en inglés del film es “Django does not forgive” aunque, lógicamente, el protagonista no tiene nada que ver con el personaje de la película de Corbucci, por lo que supongo se pretendió facilitar la comercialización del producto aprovechando el éxito del personaje encarnado por Franco Nero. Por otra parte, se rodó en el fuerte construido en Algete que ya había sido utilizado en la nombrada “La carga de la Policía Montada” y en “El escuadrón de la muerte”.
En resumen, me ha parecido una película muy entretenida y divertida, hecha con mucho oficio que creo constituye un buen ejemplo de cine de género, aquél que nos enganchó al cine cuando éramos pequeños, aunque muy alejada de lo que se puede entender por un spaghetti.
En resumen, me ha parecido una película muy entretenida y divertida, hecha con mucho oficio que creo constituye un buen ejemplo de cine de género, aquél que nos enganchó al cine cuando éramos pequeños, aunque muy alejada de lo que se puede entender por un spaghetti.
PUNTUACIÓN:
HISTORIA: 7.
AMBIENTACIÓN: 6.
DIRECCIÓN: 7.
ACTORES: 6.
MÚSICA: 6.
MEDIA: 6,4.
2 comentarios:
Interesante película y como bien dices, rodada en el Fuerte construido en Algete, donde posteriormente también se rodaron algunos más. En mi blog:http://www.historias-cinematograficas.blogspot.com/ ,trataré en un próximo trabajo la localización y los rodajes en el Fuerte de Algete.
Un saludo.
Angel
Sensacional pelíoula, bien narrada e interpretada, tal vez con algunos baches de diálogos y de narración pero en conjunto un buen ejemplo de cine hecho con imaginación y como bien dices mucho oficio.
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