7 WINCHESTER PARA UNA MATANZA

7 winchester para una matanza (Sette winchester per un massacro)
1967
Italia
Director: Enzo G. Castellari
Reparto: Edd Byrnes, Guy Madison, Ennio Girolami, Luisa Baratto, Attilio Severini, Federico Boido, Adriana Facchetti, Alfredo Runachagua, Piero Vida, Giulio Maculani, Rosella Bergamonti, Mirella Pampfili, Marco Mariani, Mario Papotti
Guión: Marino Girolami, Tito Carpi, Enzo Girolami
Fotografía: Aldo Pinelli
Música: Franceso De Masi



Película dirigida en 1967 por Enzo G. Castellari bajo el seudónimo de E. G. Rowlands que cuenta con un guión, obra del propio Castellari junto con Tito Carpi y Marino Girolami, un poco más elaborado que en otros spaghettis que he visto, alejándose del sempiterno tema de la venganza.

SINOPSIS: La película nos presenta a un ex coronel sudista que no acepta el fin de la Guerra de Secesión y que con un grupo de bandidos, protegiéndose detrás de la bandera rebelde, se dedica a saquear el territorio. Hasta él llegará un enigmático pistolero que le propondrá recuperar 200.000 dólares enterrados por el general sudista Beauregard en un cementerio.



Por su temática (la búsqueda de un botín por unos personajes poco recomendables, cuando no despreciables), creo que presenta muchos elementos en común con la trilogía que señala Julio en su entrada sobre Castellari compuesta por “Voy, le mato y vuelvo”, “Llego, veo y disparo” y “Mátalos y vuelve”(no en vano en el guión de la primera y de la tercera también participaron, entre otros, Castellari y Carpi) , siendo está, para mí, la mejor de las tres (“Llego, veo y disparo” no la he visto) y la menos “spaghettera” porque contiene tanto elementos del western clásico como del subgénero europeo.




La peli, bastante cuidada para ser un spaghetti, me enganchó desde los estupendos títulos de crédito, en los que vemos tamizados por distintos colores, entre los que destacan el azul, el rojo y el violeta, fotos de la guerra civil y de sus principales personajes junto con las banderas del Norte y del Sur (no sé si constituye un homenaje a “El bueno, el feo y el malo”). Todo ello mientras escuchamos el estupendo y pegadizo tema principal compuesto por Francesco de Masi. A esto hay que añadir el magnífico y violento prólogo en el que a través de los golpes que va dando la banda, y como volvería a hacer en “Mátalos y vuelve”, nos va presentando a los principales personajes, cada uno de ellos caracterizado por una habilidad: utilización del cuchillo, uso del látigo, lucha con espuelas, etc.




Para mí en la peli sobresale la labor de dirección de Castellari con la utilización de travellings, con bonitas panorámicas (preciosa aquella en la que se ven las figuras de los bandidos recortadas contra el cielo mientras amanece), con el uso del zoom (en algunos casos también abusa, pero qué se le va a hacer si el zoom parece una marca del spaghetti), con el cuidado que pone en la composición y montaje de algunas escenas (como en la que el protagonista es llevado ante el ex coronel y de éste vemos alternándose solamente, en primerísimos planos, sus ojos o sus labios, para terminar viendo su cara a través del hueco entre la jarra y el asa que está en primer plano, puro barroquismo).




Pero donde mejor se aprecia, para mí, el buen hacer del director y el cuidado en la composición de las escenas es en dos de ellas que se desarrollan en interiores: la primera en una especie de rancho aislado en el que el protagonista recibirá la consabida paliza, que destaca, además de por su composición, por el tratamiento de la luz, ya que la estancia está escasamente iluminada por unas antorchas lo que le permite jugar con los claro oscuros; y, sobre todo, con el largo, realista y excelente duelo final en la tumba india, para mi gusto muy bien rodado, con, de nuevo, un gran tratamiento de la luz ya que también está poco iluminada y en el que destacan los bellísimos planos en los que sólo se ven las sombras de los personajes. Y a todo esto hay que añadir la importancia que cobra el color en esta escena (importancia que pocas veces he visto en un spaghetti), con un maravilloso tratamiento del mismo al potenciar el fuerte contraste entre los tonos ocres y grisáceos de las rocas y del suelo con los naranjas y rojos arrebatados de las numerosas mantas, escudos y demás objetos decorativos diseminados por la tumba. Lástima que se intercale a mitad de esta escena otra, un tanto anticlimática, con los habitantes del pueblo.

En cuanto a los actores, la peli está protagonizada por dos norteamericanos: Edd Byrnes (protagonista también de “Voy, lo mato y vuelvo”) que se ocupa de dar vida al personaje del cazador de recompensas infiltrado en la banda, y Guy Madison en el que recae el personaje del “bon vivant” y sanguinario ex coronel pero que conserva la suficiente dignidad para intentar repartir el botín entre la población necesitada que combatió con los rebeldes. Para mí ambos están más que correctos.



Por lo que respecta a los aspectos más negativos, destacaría la existencia de personajes un tanto ridículos que no pintan mucho en la peli como el mayordomo del ex coronel (por mucho que le guste a éste la buena vida me resultó difícil de entender que se le llevara para realizar la misión) y algunas escenas que, a mí entender, sobran, como la de la tortura del sargento nordista haciéndole cosquillas en los pies que finaliza con la correspondiente pelea o el intento de linchamiento de Manuela (a la sazón socia del cazador de recompensas).

En definitiva, me parece una buena peli con un gran final.

PUNTUACIÓN:

HISTORIA: 7
AMBIENTACIÓN: 7
DIRECCIÓN: 8
ACTORES: 7
MÚSICA: 8

 MEDIA: 7.4