martes, 13 de marzo de 2012

LE SEGUÍAN LLAMANDO TRINIDAD


Le seguían llamando Trinidad (Continuavano a chiamarlo Trinita )
1971
Italia
Director: Enzo Barboni
Reparto: Terence Hill, Bud Spencer, Yanti Somer, Enzo Tarascio, Harry Carey Jr., Pupo De Luca, Jessica Dublin, Dana Ghia, Emilio Delle Piane, Enzo Fiermonte
Guión: Enzo Barboni
Fotografía: Aldo Giordani
Música: Guido De Angelis, Maurizio De Angelis


A finales de 1970 se estrena “Le llamaban Trinidad” un western dirigido por E. B. Clucher, en realidad Enzo Barboni, que se apuntaba a la tendencia de los westerns paródicos que empezaron a proliferar desde mediados de los sesenta tanto en el cine estadounidense con películas como “4 tíos de Texas” (Robert Aldrich, 1963), “La batalla de las Colinas del Whisky” (John Sturges, 1965) o “También un sheriff necesita ayuda” (Burt Kennedy, 1969); como en el western europeo con propuestas de directores tan representativos de este subgénero como Enzo G. Castellari (“Llego, veo y disparo” de 1968), Giulio Petroni (“Por techo las estrellas” también de 1968) o Duccio Tessari (“Vivos o preferiblemente muertos” de 1969). Tomando el filme de Barboni en relación con estas dos últimas el esquema, aunque según han manifestado sus protagonistas de forma un tanto improvisada ya que en principio el guión estaba escrito para un sólo actor, de dos individuos con caracteres muy diferentes e, incluso, incompatibles que, no obstante, permanecían unidos para la consecución de un fin común; con la particularidad de que en la última de las películas citadas la pareja estaba formada por dos hermanos, y además en diversas escenas, como en el caso de la cinta de Barboni, se rendía un sentido homenaje a través de gags básicamente visuales tanto al cine cómico de la época muda como al cine de animación.

El éxito del filme fue tal que influyó decisiva y, para mí, negativamente en el desarrollo del western hecho en Europa en la década de los setenta, proliferando a partir de su estreno westerns que, intentando capitalizar el impacto del largometraje de Barboni, copiaron, en la mayoría de los casos de forma chabacana y chapucera, el tipo de humor desarrollado en la película y/o introdujeron, sin sonrojo, el nombre de Trinidad en sus títulos fueran o no comedias y aunque no tuvieran nada que ver con el filme original (la ya revisada “Cuatro pistoleros de Santa Trinidad”, “Un asesino en Trinidad”, “Los fabulosos de Trinidad” o “Ninguno de los tres se llamaba Trinidad” constituyen claros ejemplos de esta tendencia).

Entre tanto título bastardo sólo se hicieron dos secuelas oficiales: la película que nos ocupa estrenada con retraso en 1971 debido a la incidencia en la taquilla del largometraje original y que volvió a ser un rotundo éxito incluso mayor que la primera, y la tardía “Trinidad y Bambino: tal para cual” (1995) dirigidas ambas por Enzo Barboni, un cineasta muy ligado al western hecho en Europa ya que participó como director de fotografía, entre otros, en filmes tan representativos como “Django”, “El precio de un hombre”, “Adiós Texas” o “Un ejército de cinco hombres” (todas ellas con sus respectivas reseñas en este blog), mientras que su primera película como director fue la también reseñada “Chiakmull. Puerta abierta al infierno” (1970) un estimable western de tintes shakesperianos, desarrollo rocambolesco y cuidada factura técnica.

Barboni seguiría colaborando, como guionista y como director, con Hill y Spencer (juntos o por separado) durante los setenta y ochenta en películas que aplicaban básicamente la misma fórmula como “Dos súper policías” (1977), “Dos súper dos” (1984) o “También los ángeles comen judías” (1973) en la que Terence Hill era sustituido como compañero de Bud Spencer por Giuliano Gemma, otro icono del cine de género europeo.

SINOPSIS: Bambino, al coincidir con su hermano Trinidad en el rancho de sus padres, le promete a su moribundo progenitor que cuidará de su hermano y le enseñará el oficio de forajido. Pero, tras diversas aventuras, llegarán a Tascosa en donde serán confundidos con dos agentes del gobierno y se verán envueltos en una operación de tráfico de armas cuyo centro es el cercano monasterio de San José.

Esta segunda parte lleva aún más lejos el intento de parodiar las situaciones propias del western hecho en Europa (en la primera parte todavía había un duelo a muerte entre Bambino y tres pistoleros) haciendo bandera de una violencia más cercana a los dibujos animados cuya consecuencia es nula y con una total ausencia de sangre y muertos, en un momento en el que el público estaba comenzando a saturarse de ambos. El problema para mí es que, tras iniciarse con una aceptable escena de presentación de ambos hermanos con unos ingenuos pistoleros a los que sucesivamente les robarán la comida (un plato de judías, por supuesto), y al contrario de la primera parte que desarrollaba una historia clásica de enfrentamiento entre poderosos ganaderos y colonos por un mismo territorio en la que estaban muy bien insertados los gags, en ésta el hilo argumental es prácticamente inexistente por lo que el filme se reduce a una serie de escenas que de forma inconexa buscan la carcajada del espectador, dando la sensación de que la película se iba rodando a medida que se les ocurrían las ideas al propio Barboni o a los protagonistas (de hecho la célebre escena del restaurante parece ser que fue fruto de la inspiración de Hill y Spencer), y que la lógica de la película sólo obedece al criterio de éstos (por ejemplo parece bastante improbable que continuamente ambos hermanos se estén encontrando con la familia de colonos). Además, esta secuela pierde parte del espíritu transgresor de la primera en la que se llevaba a cabo una cierta crítica tanto al poder como a la religión e incluso parecía hacer suyo alguno de los postulados de los movimientos sociales de la época (Trinidad se comportaba como un hippy en el Oeste). Así nos encontramos con un filme más conservador con escenas como la que se desarrolla en el rancho de los padres de los protagonistas en la que, como en los westerns clásicos, se presenta a la familia, aunque en este caso con sus peculiaridades, como un pilar básico de la sociedad o la que tiene lugar en el río entre Trinidad y la hija de los colonos que culmina con un beso casto y contrasta con otra de la primera parte que también se desarrollaba en un río y sugería un menage a trois entre Trinidad y dos pioneras. Por lo demás, y como ocurría en el filme original, la película descansa en el magnetismo de la pareja protagonista y se basa en peleas de corte humorístico muy bien coreografiadas, junto con algunos juegos de palabras (especialmente afortunado me pareció aquél en el que mandan a Lucifer al diablo) y chistes escatológicos de dudoso gusto (el bebé de los pioneros sufre de aerofagia y ellos cuando comen eructan sin parar); sobresaliendo secuencias como la de la pelea final que en un momento dado se asemeja a un partido de futbol norteamericano (no sé hasta qué punto pudo estar influenciada por el final de “Llego, veo y disparo” en la que los protagonistas se disputaban un bolso como si estuvieran jugando un partido de waterpolo) o la de la partida de cartas en la que Barboni se cita a sí mismo (la escena es una parodia de la protagonizada por George Eastman en “Chiakmull” en la que éste demostraba sus habilidades barajando y repartiendo los naipes).
Además la película cuenta con una correcta factura técnica, destacando el trabajo de de Aldo Giordano como director de fotografía y la notable labor de ambientación beneficiada por un presupuesto que se antoja menos cicatero de lo habitual (como productores volvieron a participar, entre otros, el estadounidense Joseph E. Levine, supongo que con el fin de facilitar la comercialización del largometraje en los EEUU, e Italo Zingarelli).

Por el contrario, me llamó la atención la muy floja banda sonora de los hermanos De Angelis con una canción principal deudora del pop-folk de finales de los sesenta y poco apropiada para un western, aunque éste sea paródico, mientras que el resto de los temas pasa prácticamente desapercibido.

Sin duda una de las razones del éxito de la película radica en la estupenda química entre los dos protagonistas que ya habían demostrado su perfecta compenetración no solamente en la entrega anterior de las andanzas de Trinidad y Bambino sino también en la trilogía dirigida por Giuseppe Colizzi sobre Cat Stevens y Hutch Bessy (las también comentadas en este blog “Tú perdonas…yo no”, “Los cuatro truhanes” y “La colina de las botas”), con la particularidad de que el final de la última película de la mencionada trilogía, con una gran pelea de corte cómico, es muy similar a los finales de las dos entregas de Trinidad . Terence Hill vuelve a sobresalir como Trinidad, un vago y desarrapado pillo que no obstante muestra un gran corazón (en este sentido es muy significativa la escena en la que tras intentar asaltar a una familia de colonos termina por ayudarlos a poner la rueda y les da dinero) por lo que, cual caballero andante, se dedicará a desfacer entuertos protegiendo al más débil; en esta película además parece abandonar su conducta licenciosa y se muestra como un individuo realmente enamorado del personaje interpretado por Yanti Somer. Bud Spencer está magnífico como Bambino, el hermano gruñoncete y fuertote de Trinidad que sufre las consecuencias de los enredos de éste. El resto del reparto palidece ante el magnetismo de ambos actores, destacando, no obstante, la aparición de Harry Carey Jr. (hijo del actor de cine mudo Harry Carey) un secundario de la época dorada de Hollywood todavía en activo y con más de ciento cincuenta apariciones en su haber entre el cine y la televisión, siendo sobresalientes sus colaboraciones con John Ford (“Tres padrinos”, “La legión invencible”, “Caravana de paz”, “Río Grande”, “Centauros del desierto”, “Dos cabalgan juntos” o “El gran combate”) y que en esta película da vida, en un breve papel, al padre de nuestros héroes. También distinguí a algunos rostros habituales de este subgénero como Dana Ghia o Benito Stefanelli.

Tengo el DVD puesto a la venta por Impulso Records que está más cuidado de lo habitual, aunque tampoco esto es decir mucho, con buena imagen y sonido y algunos extras interesantes como el fragmento de entrevista, horrorosamente subtitulado, a los dos protagonistas.

En definitiva, un filme amable y simpático para incondicionales de la pareja Hill-Spencer, a los que ambas películas de Trinidad convirtieron en grandes estrellas del cine europeo de los setenta y ochenta, o para aquellos que disfruten con el western paródico, que no es mi caso, y muy superior a la legión de westerns que intentó copiar la fórmula de su éxito.


PUNTUACIÓN:

HISTORIA: 3
AMBIENTACIÓN: 7
DIRECCIÓN: 6
ACTORES: 7
MÚSICA: 4

MEDIA: 5,4

6 comentarios:

Belén dijo...

Hace tiempo que no la veo, aunque no me desagradaba.

Tienes razón, después de éstas el género flaqueó, es una lástima que todas o casi todas tiraran por esa vía.

Como curiosidad, yo pensaba que Terence Hill había conocido a su mujer en este film, pero indagando, veo que se conocieron en "Dio perdona...io no".

Muy buena reseña.

Christian Muñoz dijo...

Buena película (dentro de la comedia western)
Siempre me ha llamado la atención el que Mario Girotti (Terence Hill)tuviera más continuidad en el cine que, su coterraneo Bud Spencer.

Jesús dijo...

Hola Christian, tras Trinidad ambos actores protagonizaron muchas películas de éxito, sobre todo en la década de los setenta y gran parte de la de los ochenta, convirtiéndose en grandes estrellas en Europa. Incluso te puedo decir que, consultada la página de IMDB, Bud Spencer ha aparecido en más filmes que Terence Hill a pesar de llevarle diez años.

robert dijo...

De verdad que una buena pelicula como le seguian llamando trinidad le deis tampoca nota la cancion de los hermanos Angelis es muy bonita tipica de un western cuando alguien va a montando a caballo es muy divertida hacen una pareja de infarto Hill-Spencer a torta limpia y tiene una fotografia muy buena es cuestion de gustos.Yo la doy un 9

Unknown dijo...

Para mi el spaghetti western ya estaba muerto de tantas peliculas que se hicieron tras el bomb de la trilogia de Sergio Leone. Estas peliculas lo unico que hicieron fue reirse de ellas y eso no lo veo nada mal. Tengo que decir que yo adoro a Bud Spencer y Terence Hill desde hace años y voy mas alla diria que son mejores actores de lo que dice la critica "especializada".

Anónimo dijo...

Me gustaría saver el nombre de la música de la ecena del restaurant si fueran tan amable , gracias