Italia
1968
Director: Giusseppe Vari
Reparto: Anthony Ghidra, Rosy Zichel, Robert Hundar, Corinne Fontaine, John Bryan, Elsa Janet Waterston, Giorgio Gargiullo, Giuseppe Addobatti, Bruno Cattaneo, Mario Dardanelli, Luigi Marturano, Giuseppe Castellano
Guión :Adriano Bolzoni
Fotografía: Amerigo Gengarelli
Música: Roberto Pregadio
Producción italiana dirigida en 1968 por Giusseppe Vari bajo el seudónimo de Joseph Warren (nombre que utilizó básicamente para sus incursiones en este subgénero) de la que tenía buenas referencias pero que, con independencia de sus inexactitudes históricas como es la utilización de una ametralladora Gatling, no me ha terminado de convencer.
La clave para encontrar el tesoro del general Santana que tres desertores enterraron en un lugar secreto se encuentra en tres cartas que combinadas muestran el citado lugar. El poseedor de una de esas cartas, un forajido llamado Murienda, tiene una cita en un monasterio con un enigmático pistolero llamado Johnny Blood, pero es asesinado; por lo que Johnny, una vez conseguida esa carta, intentará recuperar las otras dos que se encuentran en posesión de Munguya, un forajido que se ha autoproclamado general, y de otro bandido llamado Garrincha, que se caracteriza por estar tuerto.
Nos encontramos, por tanto, ante otro spaghetti, como el ya comentado “De mis enemigos me ocupo yo”, fuertemente influido desde el punto de vista temático por “El bueno, el feo y el malo” al presentarnos a tres pistoleros en busca de un tesoro de cuya ubicación tienen una información fragmentada cada uno. Pero a pesar de que el tema de la película no es excesivamente original, presenta ciertos elementos que me resultaron interesantes:
En primer lugar la estructura circular del film, no sólo desde el punto de vista físico, ya que finaliza en el mismo lugar que comienza, sino también en el hecho de que tras el caos originado por los bandoleros, Johnny, convertido finalmente en el héroe, va a restaurar el orden inicial existente en el monasterio.
Fotografía: Amerigo Gengarelli
Música: Roberto Pregadio
Producción italiana dirigida en 1968 por Giusseppe Vari bajo el seudónimo de Joseph Warren (nombre que utilizó básicamente para sus incursiones en este subgénero) de la que tenía buenas referencias pero que, con independencia de sus inexactitudes históricas como es la utilización de una ametralladora Gatling, no me ha terminado de convencer.
La clave para encontrar el tesoro del general Santana que tres desertores enterraron en un lugar secreto se encuentra en tres cartas que combinadas muestran el citado lugar. El poseedor de una de esas cartas, un forajido llamado Murienda, tiene una cita en un monasterio con un enigmático pistolero llamado Johnny Blood, pero es asesinado; por lo que Johnny, una vez conseguida esa carta, intentará recuperar las otras dos que se encuentran en posesión de Munguya, un forajido que se ha autoproclamado general, y de otro bandido llamado Garrincha, que se caracteriza por estar tuerto.
Nos encontramos, por tanto, ante otro spaghetti, como el ya comentado “De mis enemigos me ocupo yo”, fuertemente influido desde el punto de vista temático por “El bueno, el feo y el malo” al presentarnos a tres pistoleros en busca de un tesoro de cuya ubicación tienen una información fragmentada cada uno. Pero a pesar de que el tema de la película no es excesivamente original, presenta ciertos elementos que me resultaron interesantes:
En primer lugar la estructura circular del film, no sólo desde el punto de vista físico, ya que finaliza en el mismo lugar que comienza, sino también en el hecho de que tras el caos originado por los bandoleros, Johnny, convertido finalmente en el héroe, va a restaurar el orden inicial existente en el monasterio.
El clima y la atmósfera descritos en la película, en el que juega un papel importantísimo el magnífico tema principal, cuya melodía se repetirá con distintos arreglos para órgano, guitarra y orquesta, compuesto por Roberto Pregadio (autor de la maravillosa banda sonora de “Tierra de gigantes”) que se convierte en un elemento dramático más al sustituir a los diálogos en gran parte de la cinta. Así el film nos describe un mundo casi apocalíptico y desolador (con mujeres esclavizadas y obligadas a ejercer la prostitución, mientras que los hombres son vilmente asesinados) en el que no existe la ley ni el orden y en el que los bandidos, antiguos soldados, se imponen a través de la fuerza y de la violencia.
La fuerte carga simbólico-religiosa del spaghetti no sólo porque gran parte del mismo se desarrolla en un monasterio, sino también por determinadas secuencias como en la que, llevando tan sólo unos harapos, Johnny es salvajemente martirizado por los hombres de Munguya o aquella en la que se ve el templo del monasterio profanado por los bandidos.
El largometraje tiene unos primeros veinte minutos casi sin diálogos , en los que vemos a Johnny Blood cabalgar cansadamente por el desierto mientras se escucha una melancólica melodía con protagonismo de un órgano que recuerda a “Con su blanca palidez” hasta llegar a un aislado monasterio, muy buenos pero a partir de que consigue la primera carta e intenta infiltrarse en la banda de Munguya la película, como consecuencia de un vulgar guión de Adriano Bolzoni (escritor habitual en los westerns de Vari), se hace más previsible con proliferación de escenas gratuitas (el asalto al pueblo) o bastante ingenuas (la forma en que liberan las dos prostitutas al protagonista) y con personajes que aparecen y desaparecen por capricho del guionista, como es el caso de Garrincha (cuya presencia, bastante cuestionable, al final de la cinta parece que sólo tiene por objeto reeditar el duelo a tres de su modelo).
Al igual que el guión creo que la dirección de Vari va de más a menos, así mientras en las primeras secuencias de la película se aprecia una cierta preocupación por la composición de las mismas y dota a la película, como ya he señalado, de una atmósfera peculiar, a medida que avanza la misma su trabajo parece más descuidado y precipitado; a lo que hay que añadir un montaje bastante desafortunado en varias escenas y unos temas incidentales muy pobres que no ayudan mucho (aspecto que me llamó bastante la atención por el contraste con el gran tema principal,).
Por lo que respecta a los actores, Anthonny Gidra (actor serbio cuyo verdadero nombre era Dragomir Bojanic al que todavía no había visto en ningún spaghetti) está realmente bien como el taciturno y desencantado Johnny Blood, un pistolero que se caracteriza por manejar la mano izquierda salvo para disparar, apuntando siempre a la frente de sus enemigos (de ahí el título de la película). Su contenida actuación, como corresponde a un hombre que parece realmente cansado con su vida, choca con el trabajo más expansivo y dinámico, en el límite del histrionismo, de Robert Hundar que está estupendo como el general Munguya (encarnación de la maldad absoluta), un violento y sádico bandido que porta un gigante sombrero y al que le gusta utilizar el cuchillo. Por desgracia el resto de personajes, incluidos los otros dos forajidos, apenas están esbozados por lo que los actores se limitan a cumplir.
En resumen, para mí, una película sombría (hay secuencias propias del cine gótico) cruda y triste, caracterizada por su irregularidad, con un planteamiento e inicio interesantísimos pero mal desarrollada por un guión poco imaginativo y una dirección atropellada en gran parte del metraje, (incluido el final que carece de la espectacularidad requerida) y que, además, se ve un tanto perjudicada y limitada, como también le ocurrió con “Reza al muerto y mata al vivo”, por su paupérrimo presupuesto.
PUNTUACIÓN:
HISTORIA: 5.
AMBIENTACIÓN: 6.
DIRECCIÓN: 6.
ACTORES: 7.
MÚSICA: 7.
MEDIA: 6,2.
Holla!
ResponderEliminarA mi me gustan las actuaciones de Ghidra. Esta peli me parece bastante curiosa.
Te recomiendo una peli llamada "Ballata per un pistolero" y tanbién "...e venne il tempo di uccidere", en que Ghidra es un Sheriff borracho!
Otra peli en que Ghidra esta muy bien es "Chiedi perdono a Dio... non a me", en esta el es el malo!
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Pedro Pereira
por-um-punhado-de-euros.blogspot.com
filmesdemerda.tumblr.com
Hola Pedro, la verdad es que tengo muchas ganas de ver "Balada para un pistolero" porque otro amigo también me la ha recomendado.
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí y por tus sugerencias.
Yo de Ghidra conozco (y tengo en VHS) el último pistolero, dirigida igualmente por Vari bajo pseudónimo de Joseph Warren, con George Eastman. Una peli muy apreciable y que también recomiendo.
ResponderEliminarGracias por la recomendación Alan Bique.Tengo pendiente de ver ese spaghetti y probablemente adelante su visión porque le tengo muchas ganas.Un saludo.
ResponderEliminarMuy buena reseña, Jesús. La peli se vuelve pronto de lo más aburrida. No coincido en lo de Hundar, no me gustó nada en ese papel.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Billiard, la verdad es que es una lástima el desarrollo de la película porque los primeros veinte minutos, más o menos, me parecieron muy buenos.
ResponderEliminarHoy he visto "El último pistolero", con Anthony Ghidra y George Eastman, y a pesar de que en el fondo no es muy original, está bien realizada, mantiene el interés y las interpretaciones de los protagonistas son más que aceptables. Me ha gustado bastante.
ResponderEliminarUn saludo.
Billiard "El último pistolero" la he visto hace tres días y me parece un spaghetti por encima de la media a pesar de sus limitaciones presupuestarias. Tengo preparado el correspondiente comentario, así que en breve lo pondremos por aquí.
ResponderEliminarLo espero impaciente, Jesús. Seguro que coincidimos en más de un aspecto.
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