Italia/Usa/Japón
Director: Luigi Vanzi
Reparto: Tony Anthony, Lloyd Battista, Kin Omae, Rita Maura, Sato Kanji Ohara, Raf Baldassarre, Yoshio Nukano, William Conroy
Guión: Vincenzo Cerami, Giancarlo Ferrando, Lloyd Battista, Tony Anthony
Fotografía: Mario Capriotti
Música: Stelvio Cipriani
La película, una coproducción italo-japonesa-estadounidense filmada en 1969 (otras fuentes la datan un año antes) aunque, por diversos problemas legales con la distribuidora (la poderosa Metro Goldwyn Mayer), su estreno se demoró hasta mediados de la década siguiente (1974, 1975 o 1977 según las fuentes consultadas), constituye un claro antecedente, junto a “Sol rojo” (largometraje, ya comentado en este blog, dirigido en 1971 por el bondiano Terence Young), de la corriente surgida a mediados de la década de los setenta consistente en fusionar el spaghetti western con el cine de artes marciales, que contó con numerosos ejemplos como “Mi nombre es Shangai Joe” (1973), “La ley del kárate en el Oeste” (1973), ”El kárate, el colt y el impostor” (1974) o “El regreso de Shangai Joe” (1975); ya que en esta tercera y última entrega de las aventuras de "El Extranjero" en la que volvieron a colaborar el actor, guionista y productor Tony Anthony y el director Luigi Vanzi, los guionistas situaron a nuestro protagonista en Japón tras la Restauración Meiji que puso fin al Shogunato.
Asimismo, al desarrollarse la acción de la película en la tierra de Kurosawa, la trilogía sobre “El Extranjero” tuvo un final, no sé si buscado, bastante coherente al volver al origen y cerrar el círculo tanto de esta trilogía como de la del dólar. En este sentido, cabe recordar que Tony Anthony, para la creación de su extranjero, tomó como modelo al hombre sin nombre concebido por Leone-Eastwood en “Por un puñado de dólares”, película que, a su vez, se basó en el filme “Yojimbo” (1961) del maestro japonés.
Además, este largometraje no sólo puso punto final al primer tríptico sobre este personaje sino que sirvió de puente para una nueva saga, en este caso inconclusa, en la que, al parecer, “El Extranjero” viajaría a través del tiempo a diferentes lugares. Saga de la que solamente se llegó a filmar la disparatada y surrealista “Get mean” (filme de 1976 dirigido por Ferdinando Baldi, también comentado en este blog) con nuestro antihéroe en una España medieval habitada por bandoleros a lo Curro Jiménez e invadida por musulmanes y…vikingos.
SINOPSIS: Nos encontramos en la región de Klondike al noroeste de Canadá en 1884. Antes de morir, un japonés, al que perseguían unos pistoleros y recibió la ayuda de “El Extranjero”, le entrega a éste un pergamino por el que su legítimo dueño ha ofrecido 20.000 dólares. “El Extranjero”, sin dudarlo, embarcará junto a su fiel caballo hacia Japón, en donde vivirá numerosas aventuras y deberá superar innumerables obstáculos, incluidos la barrera idiomática, las diferencias culturales y el enfrentamiento entre dos clanes rivales.
Esta tercera parte es fiel tanto a las dos primeras como a su modelo. Así el motor de la película es un tesoro (aquí el pergamino por el que ofrecen 20.000 dólares, mientras que en las otras eran, respectivamente, un botín custodiado por el ejército nordista y una diligencia cubierta de oro), el antihéroe sufrirá una violenta paliza mostrando su lado más vulnerable (en ésta incluso es zarandeado, golpeado y arrojado, a modo de escarnio, sucesivamente contra unos cerdos y a un charco), en el tramo final se enfrentará a sus enemigos con una especie de escopeta y se vuelve, como en la primera, a reducir el diálogo al mínimo (aquí además no se traduce a los japoneses con lo que se consigue el efecto de que el espectador se identifique con el protagonista y sus problemas para comunicarse). Mientras que como su modelo, “Por un puñado de dólares”, “El Extranjero” en Kosaka se va a encontrar con dos clanes enfrentados por el control del pueblo a los que servirá sucesivamente con el objeto de enriquecerse. Además, como ocurriría en sus próximos proyectos como “El justiciero ciego” o “Get mean” en los que Luigi Vanzi sería sustituido por el veterano Ferdinando Baldi (“Adiós Gringo”, “El clan de los ahorcados”, “Tierra de gigantes”, todas ellas ya reseñadas) en la dirección, se incrementan las situaciones cómicas y, como si fuese un sello característico de su cine, se ruedan planos en los que Anthony se dirige a la cámara para formular una máxima entre grotesca e irónica. En esta por ejemplo, una vez que acaba con los bandidos en la introducción, comenta a la cámara: “Hay un problema, que todos queremos tener algo por nada”.
Como aspectos positivos, aparte de la idea novedosa de enfrentar a un pistolero con el mundo oriental, nos encontramos con la gran labor de ambientación, con un Japón permanentemente lluvioso, beneficiada por un presupuesto bastante holgado para este tipo de largometrajes (en la producción participó Anthony y, de nuevo, Allen Klein); y la banda sonora de la que otra vez se encargó Stelvio Cipriani, quien compuso un gran y acertado tema principal a caballo entre los de aventuras y los westerns.
Pero, a pesar de estos aspectos positivos y de un comienzo muy prometedor, creo que el largometraje no termina de funcionar por el guión, en el que también intervino Tony Anthony junto a su antagonista en el largometraje Lloyd Battista y Vicenzo Cerami (“El desesperado”, “Tierra de gigantes”, “El justiciero ciego”), y por la dirección de Luigi Vanzi; así la película carece de una mínima progresión dramática y de una línea argumental clara, proliferando escenas que poco aportan a la historia, como aquella de la sauna, con una estética más propia del cine gótico, en la que dos japonesas, como si fueran dos vampiras de un filme de la Hammer, pretenden acabar con el protagonista; con lo que el resultado es un largometraje confuso, deslavazado e inconexo con continuos saltos en la narración, resultado en el que no sé si influyó decisivamente el hecho de que la versión que nos ha llegado no es la integra concebida por Anthony al haber sufrido, por lo que he leído, numerosos cortes.
Por lo que respecta a los actores, de nuevo nos encontramos a Tony Anthony dando vida a esta especie de remedo paródico del hombre sin nombre, mostrándose en esta tercera entrega más irónico que de costumbre. Interpretando a su enemigo principal y en el único papel importante reservado a un occidental aparece Lloyd Battista (actor norteamericano que ha desarrollado su carrera básicamente en televisión aunque llegó a cabalgar junto a John Wayne en Chisum y seria fundamental, como interprete y guionista, en los siguientes proyectos de Anthony como las mencionadas “El justiciero ciego” y “Get mean” o “Yendo hacia ti” curioso western en 3D y “El tesoro de las cuatro coronas”, ambos también dirigidos por Baldi) que interpreta de forma excesiva a un mercenario americano al servicio de uno de los clanes enfrentados, propietario de una ametralladora (clara alusión a la primera película de la trilogía y al modelo de Leone) y que presenta como peculiaridad la necesidad de usar gafas. También figura en los títulos de crédito el indispensable Raf Baldasarre en una pequeña colaboración, aunque no le distinguí. El resto, lógicamente, son actores japoneses desconocidos para mí y con una marcada tendencia al histrionismo.
En definitiva, una interesante idea que, aunque contó con un presupuesto aceptable para ponerla en pie, creo se malogró tanto por un guión como por una dirección que no supieron desarrollarla adecuadamente.
PUNTUACIÓN:
HISTORIA: 4
AMBIENTACIÓN: 7
DIRECCIÓN: 3
ACTORES: 4
MÚSICA: 6
MEDIA: 4,8
A mi PARTICULARMENTE ES INTERESANTE LA HISTORIA LOS ACTORES Y DIRECCION. LA MORALEJA O CONSEJO AL FINAL DE LA PELÍCULA ES EXCELENTE.ME GUSTARÍA DESCARGAR LA PELÍCULA EN ESPAÑOL LATINOAMERICANO saludos GRACIAS
ResponderEliminaraldebaran32@hotmail.com
La vi en su día, es impresionante, como una buena frase de Clint Eastwood antes de disparar, muy recomendable.
ResponderEliminarDónde puedo ver esta película....?
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